El municipio de Iznájar lleva inmerso en este proceso de renovación del ‘CAI’ desde finales de 2022, tras ser reconocido en el año 2014 con esta distinción y renovado en 2018, ya que tiene una vigencia de 4 años, por lo que los municipios deben presentarse a la renovación cumplido este plazo si quieren mantenerlo.
Iznájar cuenta desde el año 2013 con un Consejo Municipal de Infancia y Adolescencia, compuesto por una veintena de estudiantes de los centros educativos municipales. Este órgano de participación infantil, indispensable para el sello CAI, mantiene reuniones periódicas de trabajo para la puesta en común de iniciativas y demandas que les trasladan los niños y las niñas del municipio de manera directa o mediante buzones de infancia, instalados en los centros escolares. Asimismo, el Consejo celebra de manera anual un Pleno Infantil, donde se traslada las peticiones al Alcalde, así como, se hace un balance del cumplimiento de las propuestas.
Esta resolución reconoce por primera vez a 8 entidades locales y renueva la distinción de otras 148. De esta manera, con los 145 reconocimientos otorgados en 2021, desde hoy un 45,30% de la población infantil del Estado vive en localidades comprometidas con los derechos de infancia; además, estas localidades cuentan con 421 espacios reconocidos de participación infantil, de los que forman parte cerca de 24.000 niños, niñas y adolescentes.
"Contar con más de 300 Ciudades Amigas de la Infancia es una gran noticia, puesto que significa que más de 300 municipios y entidades locales se preocupan tanto por sus niños, niñas y adolescentes como para ponerlos en el centro de sus políticas”, afirma Gustavo Suárez Pertierra, presidente de UNICEF España.
Ser reconocido como Ciudad Amiga de la Infancia implica para un gobierno local compartir una misma visión, así como realizar acciones encaminadas a que todo niño, niña y adolescente pueda disfrutar plenamente de sus derechos, contar con espacios reales de participación, desarrollarse plenamente en su entorno más cercano, en las ciudades y comunidades y, en definitiva, vivir en un entorno donde pueda ser niño o niña, porque el progreso de la infancia es el progreso de todos. Contar con este reconocimiento es una inversión en la infancia que tiene un impacto positivo a corto, medio y largo plazo, puesto que no solo transforma la realidad de la infancia, sino también de toda la sociedad.